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Compartir el don de la "plena comunión" en la Asamblea de la FLM

El obispo nacional Raymond Schultz
el arzobispo Michael Peers platican
con Michael McAteer sobre la unidad
de la iglesia

El 6 de julio de 2001, en Waterloo, Ontario, la Iglesia Anglicana de Canadá (ACC) y la Iglesia Evangélica Luterana en Canadá (ELCIC), el órgano luterano más importante de ese país, adoptaron oficialmente la Declaración de Waterloo, aclamada como un gran paso hacia la manifestación de la unidad visible de la iglesia.

La relación de plena comunión no supone la fusión de dos iglesias; afirma el reconocimiento mutuo de los respectivos órdenes de culto, sacramentos y ministerios ordenados, pero cada iglesia nacional conserva su propia identidad, sus propias estructuras y sus propios órganos de gobierno.

En este número de Rumbo a la Asamblea, Raymond Schultz, Obispo Nacional de la ELCIC y el Arzobispo Michael Peers, Primado de la ACC, relatan a Michael McAteer, ex redactor de la sección de religión de Toronto Star, la experiencia de su respectiva iglesia acerca del don de la plena comunión.

(Fragmentos de la entrevista)

Rumbo a la Asamblea: ¿Podrían resumir cómo se llegó a dar este paso? ¿Cuál fue el inicio? ¿Cómo se promovió la idea? ¿En qué consiste?

Schultz: La idea de unirnos en plena comunión no surgió en Canadá, sino en las iglesias de Europa, y en el proceso de entablar las conversaciones al respecto, aquí empezamos con algunos documentos en los que ya se planteaba dicha idea, como la Declaración de Porvoo y otros. Luego, iniciamos un proceso "a la canadiense", digamos.

La sola peculiaridad reside en la manera en que abordamos la cuestión. Tras una serie de reuniones en las que concluimos acuerdos sobre algunos temas, nuestras dos iglesias decidieron que estábamos preparados para seguir adelante y entablar una relación, que no me atrevo a calificar de experimental, ya que más bien fue un compartir interino de la Eucaristía en el que empezamos a tener una vida común, al tiempo que íbamos verificando cómo marchaba.

Fue en esa etapa que descubrimos que para nosotros no era necesario concluir un montón de acuerdos para saber que teníamos un futuro común, que podíamos confiar los unos en los otros y trabajar juntos y que, por lo tanto, iniciaríamos un proceso conjunto para abordar los asuntos que se venían planteando desde entonces.

Considero que todo va muy bien y, a mi juicio, uno de los motivos de ese resultado reside en la posibilidad de responder a las situaciones que van surgiendo. El ejemplo más evidente que recuerdo en este momento, es que nuestras dos iglesias intercambian personas de su clero; de ahí que personas ordenadas de una denominación estén prestando servicios en congregaciones de la otra y, también, en muchos otros eventos locales a nivel de las bases. A escala nacional, nos estamos preparando para la Décima Asamblea de la FLM y en nuestros comités de planificación hay personas de la iglesia anglicana que son asociadas a carta cabal en todos esos preparativos. Además, el Arzobispo Peers, será uno de los invitados de honor de esa Asamblea.

Peers: Lo que dijo el Obispo Schultz acerca del enfoque canadiense con que abordamos y seguimos abordando esta cuestión es muy importante. Había que tomar una serie de decisiones y se tomaron. Una de ellas era que si queríamos propiciar la iniciativa local y lograr que las comunidades locales de ambas iglesias aprendieran a conocerse, los dirigentes tenían que dar algunas señales de aliento y proponer algunos modelos. Entonces, hace unos ocho años, decidimos que al menos una vez por año, los obispos de cada iglesia celebraran su respectiva reunión en las mismas fechas y en el mismo lugar, y reservaran algún tiempo para tratar juntos algunos temas que no se limitaban a cuestiones anglicano-luteranas. Esto significa que durante el primer año de obispado, uno no sólo tiene que encontrarse con cada obispo de su propia tradición sino también con cada obispo de la otra.

Rumbo a la Asamblea: Arzobispo Peers, ¿qué papel le gustaría que desempeñara la iglesia anglicana en la Asamblea de la FLM?

Peers: Me alegró mucho saber que la diócesis de Rupertsland y la Iglesia Anglicana de Winnipeg cumplen una función significativa en la organización y la planificación. Creo que aquí, mucha gente es consciente de que un acontecimiento mundial tendrá lugar en esta ciudad y en esta diócesis.

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